Esta pregunta ha sido contestada en todas las paginas de este sitio acuerdo a la palabra de Dios. Sin embargo, es necesario dar una respuesta completa, ya que a algunos se les enseña que en Cristo no importa. Si esto fuera cierto, nuestra herencia no estaría oculta a propósito para las masas de nuestro pueblo. Colosenses 1:26 “A saber, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, mas ahora ha sido manifestado á sus santos:” Porciones de la Biblia se han convertido en un misterio además de nuestra ascendencia (linaje).


Como creyentes en Cristo, debemos ser construidos por el fundamento que los profetas nos han puesto en la palabra. Sus testimonios no pueden ser despedidos o quebrados. Más bien, mantenemos sus palabras santas que pueden hacernos sabios para la salvación a través de la fe en Jesucristo. 2 Pedro 3:2 “Para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y de nuestro mandamiento, que somos apóstoles del Señor y Salvador:” El llamado Antiguo Testamento es rechazado como inválido para el evangelio (buenas noticias) de Cristo en el Iglesianismo (cristianismo moderno). Así suprimiendo información valiosa que viene inherentemente al saber su nacionalidad. Es hora de que los misterios ocultos se descubran. Por esa razón, buscamos que nuestros hermanos y hermanas se edifiquen en Cristo con este fundamento seguro.


Apócrifa Eclesiástico 33:10 “Así todos los hombres son nacidos de la tierra: porque Adam de la tierra fué criado: mas el Señor con la multitud de su sabiduría los diferencio, y los caminos de ellos hizo diversos.” La Biblia nos está enseñando una lección que en este mundo no se tiene en cuenta. El Señor mismo diferencio (dividió) las naciones de esta tierra aunque todas las naciones vinieron de Adam. Véase, Deuteronomio 32:8-9. Apócrifa Eclesiástico 33:11 “A unos prosperó y levantó, a otros consagro y los hizo cercanos á si.” Versículo 12: “Y á otros abatió y los hizo execrables, y los trastornó de su sillas.” La creencia de que todos son iguales para el Padre Celestial porque venimos de Adam no es realista. Una persona que comienza a leer el libro de Génesis encontrará evidencia de esto. Hay una diferencia entre algunos de los hijos de Adam y es más allá de la apariencia física. Es una cuestión de ser bendecido (prosperó), exaltado y consagrado (hecho santo).


Dentro unos pocos capítulos de Génesis, se hace evidente a quién Dios escogió para bendecir y poner cercanos a sí. Isaías 51:2 “Mirad á Abraham vuestro padre, y á Sara que os parió; porque solo lo llamé, y bendíjelo, y multipliquélo.” En cuanto a las otras gentes, que también vienen de Adam no hay evidencia de que se les llamó o fueron bendecidos. Solo Abraham y su esposa Sara eran los únicos que creyeron en el Padre Celestial y fueron bendecidos con un pacto.


Salmos 105:6 “Oh vosotros, simiente de Abraham su siervo, hijos de Jacob, sus escogidos.” Versículo 7: “El es Jehová [YHWH] nuestro Dios; en toda la tierra son sus juicios.” Versículo 8: “Acordóse para siempre de su alianza; de la palabra que mandó para mil generaciones,” Versículo 9: La cual concertó con Abraham; y de su juramento á Isaac.” Versículo 10: “Y establecióla á Jacob por decreto [ley], á Israel por pacto sempiterno [eterno],” La palabra del Señor esta estableciendo que los pactos desde el principio fueron unicamente con estos hombres y ninguna otra nación, aunque todos los hombres vinieron de Adam. Al hacer esto, eligió bendecir a una nación y consagrarlos, dándoles su ley. Mientras las otras naciones no bendijo con su ley. Por favor lea, Salmos 147:19-20.


Deuteronomio 7:6 “Porque tú eres pueblo santo [Israel] á Jehová tu Dios: Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la haz de la tierra.” Versículo 7: “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido; porque vosotros erais los más pocos de todos los pueblos:” Versículo 8: “Sino porque Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró á vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano fuerte, y os ha rescatado de casa de siervos, de la mano de Faraón, rey de Egipto.”


Gálatas 3:16 “A Abraham fueron hechas las promesas, y á su simiente. No dice: Y á las simientes, como de muchos; sino como de uno:...” Los apóstoles nunca fueron reacios (incomodo) a expresar las promesas. Mas bien reforzaron lo que aprendimos de los profetas; que las promesas NO eran á las simientes, como de muchos. El pacto que Dios hizo con Abraham se le dio a uno de sus hijos; su juramento fue a Isaac. Romanos 9:7 “Ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos; mas: En Isaac te será llamada simiente.” Abraham tuvo otras naciones que vinieron de él, pero no fueron contados como participantes de la promesa. En los ojos del Padre Celestial, no se los consideraba sus hijos. Mientras en Isaac te será llamada simiente.


De Isaac salió Jacob, también conocido como Israel, a quien se le dio el pacto. Sigue diciendo en Gálatas 3:16 “…. Y á tu simiente, la cual es Cristo.” El apóstol Pablo nos explica que, en última instancia, la semilla que se llamaría en Isaac era Cristo. Significa que las promesas hechas a Abraham fue una declaración profética sobre la misericordia que sus hijos deberían esperar con la venida de Cristo. Es importante señalar también que la profecía describe el linaje de Cristo como un Israelita (Judío).


Romanos 9:4 “Que son israelitas, de los cuales es la adopción [de ser hijos e hijas], y la gloria, y el pacto, y la data de la ley, y el culto, y las promesas;” Versículo 5: “Cuyos son los padres, y de los cuales es Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.”


Las escrituras nos enseñan que la promesa de salvación es para Israel debido al juramento que se les dio a sus padres. Si hemos de creer las doctrinas defectuosas del cristianismo moderno (Iglesianismo), estaríamos negando las razones de la existencia y el propósito de Cristo.


Isaías 59:20 “Y vendrá el Redentor [Salvador] á Sión [Israel], y á los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.” Para recibir misericordia, aquellos que creen en la promesa de Cristo no pueden continuar en sus pecados. Deben alejarse de la transgresión, que esencialmente significa arrepentirse.


Sin embargo, un incrédulo podría decir que a Cristo no le importa de qué nacionalidad eres. A tal persona los dirigimos al libro de San Mateo. Mateo 15:22 “Y he aquí una mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio.” Una mujer viene buscando la misericordia de Cristo, específicamente que su hija sea sanada de un espíritu maligno. Se habla de la misma mujer en el libro de Marcos 7:26 “Y la mujer era Griega, Sirofenisa de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.” Esto nos deja saber que ella no era de los hijos de Israel.


Continuemos leyendo para ver la respuesta que Cristo le dio. Mateo 15:23 “Mas él no le respondió palabra...” ¿Dónde está el Señor compasivo que no le importa de qué nación eres? ¿Podría ser posible que él no la oyó o no era consciente de su situación a pesar de que dijo que ella clamaba hacia él? Mateo 15:23 “Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros.” ¿Los discípulos conscientes de esta mujer y su situación pidieron que Cristo la despidiera? En este momento sabemos que él es plenamente consciente de la situación y en lugar de permanecer en silencio, deberíamos esperar una respuesta.


Mateo 15:24 “Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino á las ovejas perdidas de la casa de Israel.” La respuesta a esta mujer es extremadamente clara. Es innegable que Cristo inicialmente estaba ignorando sus súplicas. El rechazo de los discípulos hacia una persona que necesita ayuda y la falta de crítica o corrección de Cristo a los discípulos se debe a su nacionalidad. Podríamos establecer como un hecho que Cristo No fue enviado por el Dios Altísimo a las otras naciones. También era de conocimiento común lo que le explicó, que lo enviaron solo para las ovejas perdidas de la casa de Israel. Véase, Mateo 18:11.


Mateo 15:25 “Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor, socórreme.” A pesar de ser despedida, continuó siendo persistente. Mateo 15:26 “Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo á los perrillos.” En esta respuesta, mostró que una persona de otra nación no es igual a los hijos de Israel. ¡Comparó a la mujer con un perro! Aun que parezca como gran insulto, es una analogía genial mostrando la diferencia entre el pueblo elegido y todas las demás naciones. Su explicación viene desde muchas escrituras que describen a los perros como una ofrenda inaceptable a Dios porque son inmundos y abominable. Por lo tanto, a los perros no se les daba la comida que uno comería, sino la basura y las cosas inmundas. Entonces, no es apropiado alimentar a los perros con el pan de los hijos.


Mateo 1:21 “Y parirá [Maria] un hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará á su pueblo de sus pecados.” Nuevamente confirmando a quién vino a salvar. Por la muerte de Cristo se estableció un nuevo testamento o pacto (acuerdo). No podemos olvidar que su pueblo Israel solo tuvo el primer pacto, por lo tanto, necesitaban ser salvados de sus pecados.


Tenemos que recordarles hermanos y hermanas, ¿con quién estableció el Señor su nuevo pacto? Hebreos 8:8 “Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, y consumaré para con la casa de Israel y para con la casa de Judá un nuevo pacto;” Los hijos de Israel en sus pecados rompieron el primer pacto, causando que ellos tenga falta (culpa). No podemos añadir o quitar de las palabras del Señor; su pacto es con la casa de Israel y Judá. Por favor lea, Jeremías 31:31-37.


Un incrédulo persistente preguntaría si Cristo nos enseñó a conocer nuestra nacionalidad. La respuesta es simplemente, ¡SÍ! Se encuentra un ejemplo cuando Cristo conoció a una mujer que se llamaba a sí misma Samaritana. Juan 4:9 “Y la mujer Samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo Judío, me pides á mí de beber, que soy mujer Samaritana? porque los Judíos no se tratan con los Samaritanos.” En esta situación, Cristo inició la conversación, la mujer se sorprendió de que un Judío le estuviera hablando. Lo cual tiene sentido, basado en la interacción previa que leímos. ¿Pero por qué le estaba hablando a ella?


Sin embargo, cuando la mujer continuó hablando con Cristo, ella sabía de su nacionalidad, pero decidió no seguirla. Juan 4:12 “¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dió este pozo, del cual él bebió, y sus hijos, y sus ganados?” Mientras que la conversación continúo, Cristo le revela lo que significaban las aguas vivas. Juan 4:14 “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”


Después de que ella se dio cuenta de lo que le estaba ofreciendo, él la advirtió. Juan 4:22 “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salud [salvación] viene de los Judíos.” Por lo tanto, Cristo si enseñó la importancia de la nacionalidad, al expresar que ella debe ponerse su heredad como Judía porque no hay otra forma de recibir la salvación. Su nacionalidad es esencial para ser verdaderos adoradores del Padre Celestial. Por esta razón, los Apóstoles mismos enseñaron a aquellos que no conocían su nacionalidad cómo arrepentirse y volver a las bendiciones que el Padre Celestial le había dado a Israel.


Un ejemplo de esto fue Pablo el ministro de los Gentiles. Romanos 9:23 “Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, mostrólas para con los vasos de misericordia que él ha preparado para gloria;” Versículo 24: “Los cuales también ha llamado, es á saber, á nosotros, no sólo de los Judíos, mas también de los Gentiles?” Para explicar cómo Dios antes preparó la gloria para los hijos de Israel, Pablo citó el libro de Oseas. El uso la profecía para ilustrar cómo se les enseñará a los Gentiles su nacionalidad.


Romanos 9:25 “Como también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío; y á la no amada, amada.” En el Iglesianismo esta escritura se usa para dar la ilusión de que se refiere a los Gentiles reales. En su doctrina, te llevan a creer que las naciones extranjeras no fueron aceptadas hasta la muerte de Cristo. Tan malo como suena, eso confirma que las otra naciones paganas no tenían una relación previa con el Dios Altísimo. Romanos 9:26 “Y será, que en el lugar donde les fué dicho: Vosotros no sois pueblo mío: allí serán llamados hijos del Dios viviente.” Una profecía que cayó sobre Israel debido a la dispersión en cautiverio.


Oseas 1:10Con todo será el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, que ni se puede medir ni contar. Y será, que donde se les ha dicho: Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente.” Como puede ver, es una cita directa que habla de los hijos de Israel. A los Israelitas se les decía que no eran hijos de Dios; tales cosas suceden hoy como sucedió en el período de el Apóstol Pablo. Pero Pablo y el resto de los apóstoles les enseñaron que en realidad son hijos del Dios viviente, significando que les enseñaron su nacionalidad según la Biblia.


Romanos 9:27 “También Isaías clama tocante á Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, las reliquias [remanente] serán salvas:” Pablo continuó diciendo que Isaías “clama tocante á Israel”, no a Gentiles. Explicando Oseas, que Israel será como la arena del mar y un remanente de ellos sería salvado. Por consiguiente, informando a los ignorantes de su herencia, que habían creído que eran Gentiles toda su vida; se les dijo que en realidad son los hijos de Israel. Hoy en día es nuestra tarea hacer lo mismo por nuestros hermanos y hermanas que están perdidos en el mundo.


Con el entendimiento de las Escrituras, ahora podríamos comprender completamente lo que Pablo quiso decir cuando dijo en Romanos 10:12 “Porque no hay diferencia de Judío y de Griego: porque el mismo que es Señor de todos, rico es para con todos los que le invocan:” Significando que las promesas dadas fue para todo Israel, incluso para aquellos que fueron criados en las costumbres Griegas (Helenistas) debido a la esclavitud. Como muestra la evidencia, los hijos de Israel fueron obligados a renunciar a su nacionalidad y llamarse a sí mismos Griegos. Véase, Joel 3:6, 1 Macabeos 1:43-55, y 2 Macabeos 6:6. Son el mismo pueblo, por lo tanto, cualquiera de la simiente de Israel que invoque el nombre del Señor será salvo.


Sin el conocimiento de las profecías y la historia, podría volverse oscuro cómo Judíos y Griegos son los mismos. También estaría contradiciendo a Cristo, quien rechazó totalmente a una mujer Griega. Romanos 10:13 “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”


De manera similar, Pablo cita otra profecía para explicar su declaración. Joel 2:32 “Y será que cualquiera que invocare el nombre de Jehová, será salvo: porque en el monte de Sión y en Jerusalem habrá salvación, como Jehová ha dicho, y en los que quedaren, á los cuales Jehová habrá llamado.” La profecía habla por sí misma. El cualquiera o todo aquel que iba de ser salvo es de Sión, que es Israel. Por favor lea, Isaías 60:14. Hay muchos en el Iglesianismo que creen que son salvos. Lamentablemente no saben lo que adoran, ni el camino a la salvación.


Ahora es fácil entender la escritura que lees en la página de inicio. Efesios 2:11 “Por tanto, acordaos que en otro tiempo vosotros los Gentiles en la carne, que ERAIS llamados incircuncisión por la que se llama circuncisión, hecha con mano en la carne;” Darse cuenta de lo que Pablo dice, “que en otro tiempo” es decir en tiempo pasado eran; mostrándonos que ahora han puesto su verdadera herencia. También queremos recordarle que no existe un Israelita espiritual. Véase, Romanos 9:3-5 y Apocalipsis 2:9. Entonces si fueran verdaderos Gentiles, no podrían ser llamados por el nombre de Israel. Porque un Edomita es un Edomita (Griego), no podemos cambiar nuestras nacionalidades.


Efesios 2:12 “Que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros á los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.” Versículo 13: “Mas ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.” ¡Cuando eran Gentiles estaban sin Cristo! Al no saber que eran Israel, no tenían esperanza; porque los alejó de Dios y de todas las riquezas que provienen de las promesas de nuestros padres.


Conociendo las riquezas y la bondad del Dios de Israel, les rogamos a nuestros hermanos y hermanas que se pongan en la mente de nuestros padres. Véase, Malaquías capitulo 4. Por todas las promesas y bendiciones fueron dadas a un pueblo específico, Israel. Una vez estuvimos alejados, llamándonos a nosotros mismos por otros nombres distintos a los que Dios nos había llamado (Hispanos, Indios Americanos, y Negros, etc..). Pero ahora debemos vestirnos de Cristo y reconciliarnos con el Padre.


Gálatas 3:26 “Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.” Versículo 27: “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.” Versículo 28: “No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Versículo 29: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme á la promesa los herederos.” ¡Shalam (Paz)!


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